Un poco de historia acerca de las tazas de té y del té, como bebida milenaria.
Ya encontramos antiguas tazas de te en China desde el año 220 D.C. aproximadamente. Sin embargo, la taza de té como se conoce hoy en día no fue de uso común en Europa hasta principios de 1600.
En Oriente, el té se tomaba en pequeños cuencos y estas hierbas aromáticas tan agradables llegaron a Europa.Pero el té era una bebida cara al que solo podían acceder las clases acaudaladas del hemisferio occidental. Estos estamentos sociales afortunados utilizaban la plata o el estaño como materiales frecuentes para su vajilla.
Como podrá usted imaginar, estos metales no eran los más adecuados para tomar una rica y caliente taza de té,ya que el contacto del metal, con el agua caliente tornaba insostenible el recipiente en las manos por exceso de calor.Y nadie deseaba asociar la bebida con una quemadura de las manos.
Antigua taza de té de cloisonné japonés y platillo era Meiji. Siglo XIX
Taza de metal, bronce, oro y delicado esmalte art nouveau
Quedaba claro que debía desarrollarse un recipiente distinto para las bebidas calientes, o los dedos chamuscados serían una consecuencia indeseable para los habitantes de las casas reales.
Fue así que en pocos años comenzó a fabricarse porcelana en Europa, generando toda una industria de tazas con asas refinadas y decoraciones pintadas a mano exquisitas. Nacía así, la taza de té tal y como la conocemos.
Si desea conocer más acerca de la taza más antigua y cara del mundo no deje de leer la nota periodística que sigue a continuación.
Las fotos muestran tazones y platillos de té desde la primera mitad hasta principios del tercer cuarto del siglo XVIII, como se encuentran en varias colecciones de museos en línea, principalmente el Metropolitan y el Victoria & Albert. Observe la forma y la profundidad de los platillos. La primera foto es una foto vintage de tazas de Jamestown. El juego de té en caja es de origen francés.
Samuel Pepys escribió en su diario en 1660 que había tomado una taza de té por primera vez y estaba entre los primeros londinenses en tener el placer. Para el 28 de junio de 1667, era bastante común que él escribiera que había vuelto a casa para encontrar a su esposa que hacía té, "una bebida que el Sr. Pelling el Pottecary [el boticario] le decía que era buena para sus resfriados y defluciones".
Algunas de las primeras teteras y vasos para el té llegaban como regalos cuando uno compraba té porque era un concepto nuevo y novedoso y pocas personas fuera de China tenían alguna noción de cómo prepararla o servirla.
Las tazas del té durante el siglo XVIII se encuentran con y sin las asas. Los investigadores están de acuerdo en que las primeras tazas de té no tenían asa sy se conoce como tazones de té, mientras que el café temprano y las tazas de chocolate tenían asas desde su forma más temprana. El tazón de té se hizo más grande a medida que el té se hizo más generalizado y en 1800 la mayoría se hacía con asas, aunque algunas versiones sin ellas todavía se hacían a mediados del siglo XIX. Las copas no se producían en grandes cantidades hasta mediados del siglo XVIII.
La forma de las tazas, fueran para el chocolate, el té o el café, era muy similar más allá de la presencia o ausencia de asas, y estaban decoradas de la misma manera. Los motivos eran a menudo florales, escenas al aire libre, y alguna variación de una escena oriental que se extendía de simple a bastante detallada. El color podía ser azul y blanco básico o más elaborado con múltiples colores en la pieza.
Las primeras piezas de colección fueron realizadas en la fábrica de Meissen, cerca de Dresden. La instalación fue fundada alrededor de 1710 y todavía funciona hoy en día. Meissen fue el primero en fabricar productos de porcelana de pasta dura fuera de China. Las piezas se pueden fechar usando la marca del fabricante.
Los verdaderos platillos del siglo XVIII, especialmente de la primera mitad del siglo, suelen ser muy profundos en comparación con los platillos más bien planos de hoy, dando lugar a la creencia de que el té se vertía de la taza en el platillo y se bebía directamente de este.
Las tazas y los platillos podían ser comprados por "set" que consistía en: "media docena de tazas y platillos, una pequeña tetera, una cuchara, un plato de azúcar y un recipiente de té", que en Europa [Franconia , "Llamado por los alemanes Frankenland"], costaba en 1765 veinte dólares.
Los inventarios de bienes del siglo XVIII a menudo enumeran tazas y platillos, pero rara vez los describen, y cuando se encuentra un inventario publicado desde la primera mitad del siglo XVIII, el difunto era lo suficientemente rico como para atraer la atención, por lo tanto, no era representativo de la persona común.
Por ejemplo, Thomas Warren [1732] enumeró: "11 tazas y 12 platillos, 3 ollas de té, una cuchara de azúcar, plato de azúcar y tapa ... algunas tazas de café extrañas y agrietadas ... un paquete de latas de té de estaño ...".
Un inventario similar para Richard Wooley [1732] enumeró: "8 vasos de China, 7 platillos de China, una tetera de China, 2 teteras de piedra blanca ... [en otra habitación] una mesa de té con 12 tazas, 12 platillos, 6 Tazas del chocolate, una tetera, una bacinilla, 2 Tazas De Café ". La palabra China estaba en cursiva como se muestra en la fuente original.
En la finca de Sir Joseph Eyles [1740] se enumeraba lo siguiente: seis tazas de té y platillos finos, tetera, olla de leche, plato del azúcar y cuenca con el borde marrón; Una olla de té rojo, un plato de azúcar, un vaso, una olla de leche, 8 tazas y platillos; Una "curiosa tetera de color, plato de azúcar, y 6 tazas y platillos; una olla de té azul y blanco, una sopa, un plato de azúcar, un plato, 6 tazas y platillos, una vieja y fina tetera "; Seis tazas viejas del chocolate; Una olla de té, la sidra, el plato de azúcar, la olla de leche, la placa, el recipiente de té, 6 tazas y platillos, y 6 tazas de café.
En Europa y las colonias, sólo los residentes más ricos de finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII habrían tenido juegos de té de alta calidad, y tal vez ni siquiera todos los colonos adinerados tuvieran tazas separadas para chocolate, café y té. En las zonas interiores donde los bienes europeos no estaban siempre disponibles, los colonos bien podrían haber usado copas y tazas para cualquier bebida que estuviera a la mano.
Pittsburgh Press, octubre de 1973. Museo Metropolitano de Arte. Museo Victoria & Albert. Warren, Thomas. Un verdadero y exacto inventario de todos los efectos de la propiedad de cualquier cosa de Thomas Warren. 1732. Londres. Fenning, D. Una descripción general del mundo. 1765. Londres. © theHistoricFoodie.
El Té: la infusión que fue capaz de estimular la poesía y la espiritualidad durante milenios
Adaptado de Valeria Beroiz - La Gran Época 28/04/2016
El té es la segunda bebida más consumida de todo el mundo después del agua. Se dice que la edad de oro del té fue durante la Dinastía Tang, el cual se bebía tanto por sus propiedades reconstituyentes como por placer. Durante esa época, las hojas del té se recolectaban finamente y luego se hervían, se machacaban y se mezclaban con zumo de ciruela para obtener una pasta que se colocaba en un molde hasta quedar secas. Una vez secas, se tostaban, se trituraba y se hervía el polvo.
No sólo en China, sino en muchos países asiáticos como Japón e India, el té posee una importancia y cultura casi desconocida para occidente. En tiempos antiguos la reverencia que se realizaba al té era tal, que estaba presente hasta en la ceremonia del matrimonio. Existía una tradición china en la cual se hacía una infusión de un cardo que daba un gusto muy amargo al té, la cual se servía a los novios antes del matrimonio para señalarles lo amarga que sería la vida sin un compañero con quién compartirla.
El té en la cultura tradicional china también era considerado un vehículo hacia la trascendencia y la espiritualidad del alma. El poder de la pureza del té según So-Tung-Pa desafiaba lo corrupto, al igual que lo hace un hombre virtuoso.
Pero, ¿cuál fue su origen? Cuenta la historia que todo comenzó en China, mientras el emperador y erudito Sheng Nung (2.737 A.C), descansaba bajo un árbol de té silvestre. Una de las normas impuestas en su reinado era la de hervir toda el agua para consumo humano. Mientras descansaba bajo un árbol, una brisa dejó caer algunas hojas de té en el recipiente donde él hervía el agua. Al probarla descubrió el té, una infusión deliciosa, aromática y revitalizante. En poco tiempo, esta beneficiosa infusión se esparció por todo el imperio de China.
Existe otra historia sobre el origen del té, que cuenta que el té llegó a China desde la India como resultado de la cultivación del Príncipe Bodhidharma, hijo del Rey Kosjuwo, quien dejó la India para propagar el budismo. Al llegar a Cantón, se cultivó en un templo de las montañas. Bodhidharma hizo voto de estar nueve años despierto en meditación, pero al quinto año, el sueño se hizo presente. Entonces, disgustado por su debilidad ante el sueño, decidió arrancarse los párpados y así terminar despierto su meditación. Se dice que en ese lugar donde cayeron sus párpados creció la planta del té, una planta reconstituyente que deja sensación de bienestar.
La palabra té en chino, “cha”, esta formada por los ideogramas correspondientes a “hierba”, “hombre sentado sobre la tierra” y “árbol”, pero la palabra té en castellano deriva del término t’e, “tai” en el dialecto chino amoy.
La hora del té en la cultura china conllevaba todo un rito, pudiéndose prolongar a casi cuatro horas. La mayor obra conocida, y se podría decir la única hasta nuestros días sobre la elaboración y rito del té es el Cha-ji, conocido como el Libro Sagrado del Té, escrita por el poeta Lu Yu durante la Dinastía Tang, en el año 800 a.C. Lu Yu explicó de una forma muy bella y poética la forma de preparar el té, él veía en éste un modelo de orden y armonía que reinaba todas las cosas del Universo.
En la obra se explica que quien realice la ceremonia, e incluso el invitado para participar de la ceremonia del té, debía tener un amplio conocimiento sobre la producción y los tipos de té, un conocimiento de los gestos y posturas adecuadas y las frases pertinentes a la hora de tomar el té, así como también la conducta general en la sala del té. Se puede decir que la “ceremonia del té” reúne la presencia de la religión, la literatura y la filosofía, así como del arte y la artesanía. Los cuatro elementos que representaban la ceremonia del té eran: la armonía, la reverencia, la pureza y la calma.
El té es una planta estimulante muy suave, ya que posee teína al igual que el café pero en una dosis menor -aunque mayor que el cacao. Además posee vitaminas importantes como B2, A, C, D, K, P y otros minerales y aceites aromáticos. Estos compuestos se unen para formar el tan delicioso y aromático sabor del té. Paradójicamente, los niveles de estos compuestos no pueden determinarse químicamente por un análisis, ya que todos son básicamente iguales, es el buen paladar de los seguidores del té quien decide si un té es bueno o no.
Entre las propiedades medicinales más importantes del té se encuentra que es un buen antioxidante, anticancerígeno, antimigraña, astringente, disminuye el colesterol, fluidifica la sangre y tonifica el corazón.
La planta del té, según su procesamiento, puede darnos varios tipos de té, los más conocidos son: el té blanco, cuyas hojas son jóvenes y no se han oxidado; el té verde, que es el favorito de toda Asia; el Oolong, que tiene la característica del té verde y del té negro; y el té negro, el cual es el más oxidado y al que muchos consideran el más fino.